Como algunos ya sabéis tenemos un almacén en el campo que también hace las funciones de taller. Es una antigua granja porcina rodeada de tierra que hemos ido arreglando poco a poco.
Este invierno hemos dedicado algunas semanas a organizar el interior del almacén y a limpiar el terreno que nos rodea. Con los años han ido creciendo de forma espontánea bastantes acebuches, ullastres en mallorquín, y algunos árboles frutales. Afortunadamente, a pesar de lo destructivos que somos los humanos, la naturaleza sigue su curso. Así que la sorpresa que nos hemos llevado al limpiar nuestra parcelita de naturaleza ha sido muy grande y positiva. Trabajar allí es realmente placentero, a pesar de que tenemos una carretera relativamente cerca y el ruido de los aviones es algo habitual.
En el almacén me siento muy bien, relajada, concentrada, muy espiritual e inspirada; hasta el punto en que estoy desarrollando un proyecto de arte textil que quiero presentar en este lugar, pero esto es otra historia.
Caseta antes de la transformación
Las condiciones para pasar unas horas trabajando en el taller no eran las idóneas porque no disponíamos de algunos servicios primordiales como agua corriente, desagües o un cuarto de baño. Durante este año 2021, debido a las restricciones que hemos sufrido a causa del Covid, nos encontramos con que no podíamos siquiera ir al bar del pueblo más cercano a tomar un café y de paso usar el aseo. Para los que trabajáis habitualmente en un espacio cerrado como puede ser una oficina, esto no es problema; para los que trabajamos en la construcción, la falta de cuartos de baño en obra es una pesadilla bastante habitual, y si eres mujer ya ni os cuento. No siempre hay aseos en las casas que vamos a restaurar, de hecho, aunque haya, en algún momento de la obra ese aseo se esfumará. Podemos alquilar un WC portátil, pero no siempre existen los accesos adecuados para poder instalarlos y mantenerlos limpios.
Reconstruyendo la caseta con materiales ecológicos
En nuestro almacén no había WC, no podíamos acercarnos a un bar, no teníamos fosa séptica ni conexión de agua. ¿Qué hacer?
La solución fue construir un baño seco ecológico de compostaje. Algo que en España es todavía poco conocido pero que en mi país natal, Francia, está en auge, sea por necesidad o por consciencia ecológica. El consumo de agua al usar un inodoro convencional, es desmesurado, nos hemos acostumbrado a ignorar a dónde van a parar nuestros deshechos o cuánta agua despilfarramos habitualmente en el proceso.
Los baños ecológicos o baños secos, también llamados sanitarios secos, no requieren de agua para la evacuación de residuos. Ahorran en consumo y no contaminan. Su correcto funcionamiento se basa en la fermentación aeróbica, compostación, y desecación para degradar la materia fecal.
Forjado de caña
Para llevarlo a cabo partimos de una vieja construcción de bloque ya existente. Como para nosotros la apariencia y el resultado final siempre es importante, decidimos mejorar la construcción utilizando morteros de cal y tierra para revocar las paredes, un forjado de caña y añadir una cubierta plana ligeramente abovedada para evacuar el agua de lluvia. El acabado de las paredes interiores es de tadelakt y el suelo de trispol mallorquín. La zona del indoro está hecha de marés y maderas antiguas recicladas.
La mayor parte de los materiales utilizados para la reconstrucción de la caseta y del inodoro seco han sido materiales reciclados de los que ya disponíamos y Km0.
Tierra
Suelo de trispol mallorquín
Marie-Noëlle Ginard Féron
Mallorca, primavera, 2021