Fue en el año 2002, creo recordar que un día de junio sobre las tres de la tarde; Robert y yo habíamos quedado en Inca con Sebastián Mora, propietario de una casa que estaba a la venta en la ciudad.
Veníamos andando desde el centro de la ciudad, y al ver que nos habíamos alejado un poco de las calles principales le dije a Roberto a modo de advertencia:”está muy lejos del centro, ya puede estar bien esta casa…”.
En aquel momento vivíamos y trabajábamos en Pollença; buscábamos una casa para restaurar, vivir en ella y que al mismo tiempo nos sirviera de estudio o showroom.
Fachada de Can Monroig en el año 2002
Cuando al entrar por la calle gerrers nos encontramos de frente con la fachada de Can Monroig me quedé callada. Es difícil explicar lo que sentimos al atravesar la puerta por pimera vez. A pesar de estar subdividida en muchas habitaciones, la casa era enorme y amplia, con una distribución distinta a la habitual -los arcos perpendiculares a la fachada y no paralelos-; se adivinaba un arco ojival en una pared que nos separaba de la casa vecina -coup de coeur!-; una de las habitaciones tenía suelo de losa de piedra, las demás suelo de barro antiguo; las paredes encaladas y las vigas de madera; al fondo un patio, en el primer piso tres salas inmensas…
Era una casa bastante “pura” y con toda seguridad no había sido reformada en los últimos 100 años.
Entrada de la casa
Llevaba 25 años sin ser habitada y eso se notaba: humedades, desconches en las paredes, entradas de agua en la cubierta, fachada en mal estado, el porche del patio invadido por la vegetación… Para dos amantes de las ruinas como nosotros era una verdadera joya. No tardamos más de veinte minutos en decidir que queríamos comprarla.
La casa pertenecía a la familia Salas desde el siglo XVI y era más conocida como Can Monroig d’abaix para diferenciarla de Can Monroig de Sa plaça -ya desaparecida- que estaba cerca del ayuntamiento.
Monroig (Muntrog o Montroig) fue uno de los caballeros que acompañaron a Jaume I en la conquista de Mallorca.
“Montrog (Arnaldo) cupiéronle en el término de Inca las alquerías Beriracha y Benirocabli de seis jovadas y un molino de la fuente de Canet llamado Aboember por indiviso con el rey. Otro Araldo de Monroig tal vez el mismo en 1290 fue jurado de la ciudad de Mallorca por la clase de artesanos.” Memoria de los pobladores de Mallorca.
La restauración (ver más)
Por increible que parezca compramos Can Monroig sin saber cómo íbamos a financiar este poyecto. Fuimos osados, ingenuos y bastante inconscientes, nunca lo hemos negado.
Tardamos dos años en iniciar las obras, otros dos en restaurar las cubiertas, las paredes o los forjados, tirar tabiques o abrir espacios; liberamos un gran arco gótico que apareció durante la reforma, desentarramos un horno y varios aljibes de piedra; bajamos el suelo por debajo del nivel de la calle….
En el 2006 nos mudamos a vivir a la casa sin haber terminado las obras; un par de habitaciones habitables, una cocina provisional y un baño nos bastaban; el resto de la casa estaba por terminar, el suelo de la planta baja y el subterráneo se había excavado hasta el nivel de la tierra.
El primer invierno lo pasamos sin cristales en las ventanas ni puertas en la planta baja.
Descubriendo una tinaja enterrada en el “underground”
A finales de ese mismo año fuimos conscientes de que no podíamos terminar las obras si debíamos pagar a otros la ejecución. Tras unas semanas de desánimo total decidimos continuar el trabajo nosotros mismos.
Finalmente la casa saldría ganando. Entre dirigir una obra queriendo transmitir a otros el efecto final que buscas y hacerlo tú mismo, siempre hay una diferencia. Las paredes trabajadas a mano, los suelos transformados piedra a piedra, las vigas pintadas con pincel y no con brocha, la fachada restaurada imitando la pátina antigua….mil y un detalles y un especial interés en que el trabajo fuera artesanal y respetuoso con lo antiguo dieron a la planta baja de Can Monroig un encanto especial, como si aquí no hubiéramos tocado nada y todo llevara así años.
En una ocasión una vecina de Inca llamó a nuestra puerta y pidió visitar la casa; su hija estaba preparando un trabajo sobre el gótico en Inca y quería fotografiar nuestros arcos. En aquella época no habíamos terminado la restauración pero estaba ya en su fase final. La madre se me acercó, con mucha amabilidad y en tono comprensivo me dijo:”esta casa es preciosa pero vais a tener que invertir mucho dinero para arreglarla”. Me quedé de piedra ¡llevábamos cinco años restaurando can Monroig!!!
En noviembre de 2009 y coincidiendo con el “Dimecres Bo” dimos por finalizada la restauración e inauguramos Can Monroig con una fiesta a la que invitamos a algunos amigos; durante el “Dijous Bo” se corrió la voz de que dejábamos visitar la casa y el aluvión de visitantes nos sorprendió.
Habíamos terminado la restauración de una casa que quería ser nuestra tarjeta de visita, referente de la restauración sostenible y recuperación del patrimonio civil a la que nos dedicamos; nosotros teníamos una casa increíble que enseñar, con un trabajo del que nos sentíamos orgullosos pero no había clientes porque estábamos en plena crisis económica.
Marie-Noëlle Ginard Féron
Robert López Hinton
Can Monroig
Inca, Mallorca
18 de agosto 2014